jueves, 15 de diciembre de 2011

Primeros pasos

Aquí me hallo, solo ante mi primera entrada, sin saber muy bien que decir. Cierro los ojos, me mantengo en silencio a la espera de que las palabras empiecen a fluir a través de mí, pero, por mas que espero, estas no se dignan en salir.

Me adentro mas profundamente en mi interior, en busca de una explicación y, tras un momento de introspección, alcancé a verlo. Ahí estaba, agachado en una esquina, la silueta de un niño pequeño, que con voz baja y temblorosa, me decía: "No lo hagas, no abras la puerta. No permitas que nadie penetre en esta, nuestra fortaleza inexpugnable. La gente no es merecedora de confianza, te harán daño y saquearán tu ilusión por vivir".

Al escuchar estas palabras pude reconocer a quién se hallaba frente a mi. Eran mis miedos, la personificación de mis temores, que tras largos años de sufrimiento habían tomado forma. Él era la voz precavida, que desde hace tiempo, me había estado aconsejando que fuese conservador en mis decisiones, que era mejor dejar quedar las cosas como están, que de otro modo solo conseguiré hacerme más daño, y, que por lo menos, a este dolor ya estoy acostumbrado.

Aquí me hallo, con mis temores presentes, pero sin olvidarme que fue gracias a ellos que conseguí hacerme fuerte. Aquí sigo, con la mano en el picaporte de la puerta, dispuesto a volverme más fuerte.

2 comentarios:

  1. Gracias, los primeros pasos siempre son los más difíciles, no por la dificultad que entrañan en sí, si no por la pesada carga de las dudas que surgen a cada momento.

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