Soy un muñeco de madera,
huérfano de titiritero;
que estando cosido a la tierra,
quiso pies para recorrer el mundo entero.
Después de mucho trabajar,
y poner en mí su alma entera;
una esbelta figura logró tallar,
el carpintero de un trozo de madera.
Mi corazón es de alcornoque,
y mi piel de barniz claro;
mis ojos de brillo roble,
ven mi alma habitar tu mano.
Por un camino que he de andar,
sobre el suelo que ha de grabar mis huellas;
una mano amiga me ha de guiar,
en la cual se unan mi alma, a los hilos que me manejan.
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